PRIMERAS MANIFESTACIONES DEL ESTILO GÓTICO
El estilo gótico entró en la Corona de Aragón proveniente de Francia de la mano de los monjes de la Orden del Císter, que comenzaron a construir sus monasterios en medio de parajes aislados muy propicios para su vida religiosa de recogimiento y soledad. En el año 1141, una familia noble de Borja (Zaragoza) donó los cercanos valles de Veruela y Maderuela a unos monjes franceses provenientes de la Abadía de Escaladieu (Hautes-Pyrénées) que, sobre 1146, comenzaron a construir el Real Monasterio de Santa María de Veruela, primero en estilo románico, pasándose posteriormente al gótico, por lo que el cenobio se considera el primer edificio de dicho estilo de todos los territorios de la Corona y modelo para los siguientes monasterios.
Este tipo de donaciones a monjes cistercienses seguían siempre el mismo procedimiento: un grupo de doce monjes provenientes de alguna de las Casas Madre de la Orden ocupaban un enclave dentro de unas tierras donadas por un noble o rey y lo adecentaban para que se pudiera instalar la futura comunidad. En un principio se construían provisionalmente una serie de estancias muy básicas en espera de la construcción del monasterio definitivo, que solía empezar entre diez y veinte años después del asentamiento. Las tierras donadas debían tener abundante agua y grandes extensiones de terrenos susceptibles de ser usadas con fines agrícolas. Todo esto convenía mucho a los gobernantes ya que los monjes eran muy eficientes administrando sus tierras, por lo que estas dejaban de ser una preocupación y contribuían al enriquecimiento del Reino. De ahí el elevado número de fundaciones.
Por lo que respecta al resto de monasterios cistercienses, Ramón Berenguer IV fundó en la actual provincia de Tarragona los dos siguientes complejos: Alrededor de 1163 empezó la construcción del Reial Monestir de Santa Maria de Poblet, en la localidad de Vimbodí, por una donación de tierras a monjes de la Abadía de Fontfroide, cerca de Narbone y en 1174 comenzó la obra del Reial Monestir de Santa María de Santes Creus en Aiguamurcia, en unas tierras donadas a unos monjes provenientes del Monestir de Santa Maria de Valldaura en Cerdanyola del Vallès.
En el año 1186, Alfonso II de Aragón donó a los monjes de Poblet el castillo de Piedra Vieja, en Nuévalos (Zaragoza), donde comenzaron a edificar el Monasterio de Piedra en una mezcla de románico tardío y gótico. En el año 1225, fruto de una estrategia estatal de colonización de territorios recién conquistados a los árabes, unos monjes provenientes de Gimont (Occitania) construyeron el Real Monasterio de Nuestra Señora de Rueda, el último de los primitivos cenobios cistercienses, en la localidad de Sástago (Zaragoza).
Todos estos complejos monásticos tenían la misma estructura arquitectónica siguiendo un “plano tipo” orientado a facilitar las actividades de la Orden e inspirado por su fundador Bernardo de Claraval, con la siguiente disposición: “la iglesia se orientaba en la dirección este-oeste con la cabecera al este; el claustro se adosaba a la iglesia; el ala este del claustro se dedicaba a dependencias de los monjes con la sala capitular en la planta baja y el dormitorio en la planta primera con dos escaleras, una que bajaba al interior de la iglesia y la otra al claustro. En el ala del claustro contraria a la iglesia se disponía el refectorio y la cocina. En el ala oeste (normalmente, con acceso independiente del claustro), un edificio de dos plantas se destinaba a los conversos y almacenes con acceso independiente a la parte trasera de la iglesia”.
El gótico cisterciense seguía los principios de ascetismo riguroso y pobreza de la Orden. Los edificios estaban desornamentados en su exterior y austeramente decorados en su interior, dónde se desarrollaba toda la vida de la comunidad. Bernardo de Claraval escribió en 1124 su obra «Apología a Guillermo» en la que opinaba que el arte solo debía ser llamativo en las iglesias, donde estaba a la vista del pueblo analfabeto que necesitaba de las imágenes para conmoverse y aprender, pero resultaba inútil y nocivo para los monjes devotos: “¿Pero en los claustros, dónde los hermanos están leyendo, qué son esas ridículas monstruosidades mitad hombre, mitad fiera, tigres con rayas, soldados que luchan y cazadores soplando cuernos? Tan maravillosas son las formas que nos rodean que es más agradable leer el mármol que los libros, y pasar el día entero con estas maravillas que meditando en la ley del Señor”. Respecto a la riqueza y suntuosidad, opinaba que “los monjes han renunciado a las cosas preciosas y encantadoras de este mundo para entregarse a Cristo (…) Todas estas vanidades costosas inspiran a la gente a contribuir con dinero más que a rezar. Visten a la iglesia con oro y dejan a sus hijos ir desnudos. Los ojos de los ricos se alimentan a expensas del indigente”.
En 1162 se inició la construcción de la Catedral de Nuestra Señora de la Huerta de Tarazona en more francigeno, a la manera francesa, que es como se denominaba el nuevo estilo en el que se levantaban los grandes edificios del país vecino. Seguramente el proyecto estuvo muy influenciado por el cercano Monasterio de Veruela y en su diseño debieron intervenir arquitectos franceses ya que en aquellos años el gótico aún no se prodigaba mucho en la península. El edificio sufrió severos daños en la guerra de los Dos Pedros (1356-1369), un conflicto entre los reinos de Aragón y Castilla que puso a Tarazona en primera línea de batalla por su situación geográfica, y al acabar la contienda, el proyecto original se modificó, reanudándose la construcción en una mezcla de gótico y mudéjar. El primitivo gótico en el que se ideó la catedral aún puede distinguirse en la esbelta estructura de la nave central, en el triforio de arquillos apuntados que la recorre en toda su parte superior, en los pilares torales fasciculados bajo el cimborrio mudéjar y en el sistema de arbotantes y contrafuertes que sostienen la fábrica, pero el resto ya es de otros estilos arquitectónicos.
La Catedral Basílica Metropolitana y Primada de Santa tecla de Tarragona se concibió en un principio como un templo románico de una sola nave rematada con un gran ábside, pero a partir de 1195, cuando se habían construido solo el refectorio, la sacristía y el ábside, el proyecto fue modificado en una voluntad de agrandar sustancialmente el edificio, que pasó a tener una planta basilical con cruz latina de tres naves rematadas por un ábside principal y cuatro secundarios y un gran crucero rematado por un cimborrio octogonal soportado por trompas angulares, todo en estilo gótico y cubierto con bóvedas de crucería, aunque no de mucha altura. El claustro también es de transición y comenzó a construirse entre 1194 y 1214. Consta de cuatro galerias de seis tramos cubiertas con bóvedas de crucería y está profúsamente decorado con capiteles muy historiados.
La fachada principal está inacabada. En ella se abren tres puertas, dos pequeñas a los lados, con arcos de medio punto y la principal en el centro que consta de una gran portada con arquivoltas apuntadas en degradación sostenidas por pilares donde se situan las esculturas de los doce apóstoles bajo doseletes. En el parteluz hay una imagen de la Virgen y en el tímpano se representaba el Juicio Final. Salvando las distancias, la disposición de las esculturas recuerda a la de las catedrales de Amiens o Reims. La portada está enmarcada por dos contrafuertes que recorren toda la fachada de arriba a abajo para aguantar los empujes de la nave central y en el nivel superior se abre un rosetón de once metros de diámetro.
En 1203 se puso la primera piedra de la Seu Vella de Lleida en el mismo lugar donde se cree que se levantaba la Mezquita Mayor. Era un proyecto de estilo románico que, al igual que en Tarragona, fue modificado y repensado en estilo gótico dentro de su período constructivo, que acabó en 1278, fecha en la que se consagró solemnemente el templo. Así, los primigenios pilares cruciformes románicos fueron embellecidos por columnas adosadas y acabaron sustentando bóvedas de crucería gótica, creando un espacio muy armónico y de gran plasticidad y belleza. Como siempre, una vez acabado el templo, todo su perímetro fue agujereado para construir capillas funerarias de la nobleza y la burguesía, ya que esto suponía una gran fuente de ingresos para la institución.
Es un templo de planta basilical con seis puertas de acceso. La más antigua es la de San Berenguer, enfrente del castillo. Todas las puertas son románicas de estilo leridano (sin tímpano y con reminiscencias de las yeserías islámicas) excepto la puerta de los Apóstoles, la última en construirse a mediados del siglo XIV, de clara inspiración francesa, con la misma estructura y temática que la principal de Tarragona, aunque en este caso todo el conjunto escultórico ha desaparecido. Está situada en el centro de la fachada occidental y da acceso al claustro y no a la iglesia en sí. Acabó convirtiéndose en la puerta principal de la catedral.
Se cree que la catedral originalmente tenía cinco ábsides románicos del que solo se conservan tres, el central más grande que alberga el presbiterio y otros dos góticos para albergar capillas de familias ricas. A pesar de su desnudez actual, todos los muros estaban engalanados con pinturas góticas, de las que aún se conservan algunas en el presbiterio y en el Museu de Lleida.
Los elementos que conforman el complejo de la Seu Vella tuvieron que adaptarse a la orografía de la cima de la colina que ocupan, por eso el claustro está situado a los pies de la iglesia y no a uno de sus lados. El claustro de Lleida es de una gran belleza y monumentalidad. Empezó a construirse nada más acabarse la iglesia. Cada galería está cubierta con cinco bóvedas de crucería y tiene tres arcadas ojivales decoradas cada una con una fina tracería calada diferente. La panda situada en la puerta de la catedral es aún de transición, conviviendo la decoración románica con la gótica y en su panda sur se abre un mirador espectacular sobre la vega del Segre y la ciudad que se extiende a sus pies. El claustro tuvo un gran uso funerario. Había tanta demanda de enterramientos, sobre todo en la galería más cercana a la iglesia, que el obispo tuvo que ordenar el recinto por estamentos, para evitar problemas.
Estas dos catedrales catalanas tenían un esquema de planta románica de tipo benedictino, muy extendido por toda Europa en los siglos XI y XII desde Borgoña gracias la poderosa Orden de Cluny, por lo tanto, exceptuando algunos añadidos posteriores, no se puede considerar su arquitectura como característica de la Corona de Aragón, donde se desarrollaran dos tipos muy diferenciados de estilo gótico, el que se construyó en los reinos de la zona mediterránea, que denominaremos Gótico Levantino y el que se construyó en el Reino de Aragón, que denominaremos Gótico Aragonés.
GÓTICO LEVANTINO
Dentro de la denominación de Gótico Levantino o Gótico Mediterráneo, se encuentran los conocidos como Gótico Catalán, Gótico Valenciano y Gótico Mallorquín. En aquella época, además de tener gobernantes comunes que eran los que ordenaban la construcción de muchos edificios, los maestros de obras viajaban entre los tres territorios para construir, copiar o inspirarse en los edificios ya construidos. A eso hay que sumarle el compartir una climatología común y un fácil acceso a materiales constructivos similiares, de ahí que en los tres territorios el estilo esté muy relacionado entre si y tenga características comunes.
De hecho, no debería haber ningún problema en tener una denominación común, pero tristemente existen problemas políticos e ideológicos cuya única razón de existir es manifestar continuamente la inexistencia de cualquier conexión cultural e histórica con Cataluña. En este post he seguido un criterio artístico, separándolo en dos bloques bastante diferenciados, por un lado el gótico de Mallorca, Cataluña y Valencia (con el título «gótico levantino» para evitar insultos) y por otro lado el gótico aragonés.
Desde mediados del siglo XIII la Corona de Aragón, inmersa en un gran desarrollo económico y expansionista, vivió un auténtico esplendor de la arquitectura gótica, sobre todo en la zona mediterránea, donde comenzó a surgir una arquitectura sustancialmente diferente al gótico francés, más difundido en Castilla. Era lo que se conoce como gótico levantino o gótico mediterráneo, en el que las iglesias tendían a la planta de salón, como las Hallenkirchen germánicas, compuestas de tres naves sin diferencia de altura entre la central y las laterales y sin crucero desarrollado. Se huía del esquema longitudinal de iglesia-corredor propio de las iglesias francesas o castellanas y se seguían modelos del Mediodía Francés, el llamado Gótico Meridional o Gótico Toulosano, con ciertos influjos del arte italiano.
Al acceder a este tipo de iglesias había una sensación de dominio visual total de un espacio amplio. La visión del interior, tanto desde la nave central como desde las laterales era completa, y esto se conseguía estableciendo una gran distancia entre los pilares que sustentaban la estructura. A veces esa distancia tenía una amplitud insólita para la época y hacía que no hubiera casi obstáculos para la contemplación de toda la iglesia.Esto tiene un gran mérito si se tiene en cuenta que no existían tratados constructivos escritos y los maestros de obra usaban el método de prueba y error para elevar las iglesias.
Las naves únicas permitían el control visual absoluto del sacerdote, que podía observar a todos los fieles desde el altar. Los interiores, además de diáfanos, no estaban casi ornamentados. Se prescindía del aparato decorativo de las construcciones castellanas y francesas. Se trataba de una arquitectura pura con una simplicidad estética que generaba interiores de gran elegancia serena.
Por lo que respecta al exterior de los edificios, se seguían las mismas reglas de austeridad que el interior, aunque el resultado de la simplicidad era una visión más pobre y menos elegante, con líneas rectas y formas cúbicas, sin apenas decoración, tal como aún se puede observar en Santa María del Pi de Barcelona o Santa Caterina en Valencia, cuyas fachadas son un muro liso solo abierto por el rosetón gótico ubicado en la parte superior central, o las primitivas fachadas de la Catedral de Barcelona y la de Valencia, abiertas por un solo ventanal estrecho y vertical. Nada que ver con las decoradas fachadas de las catedrales francesas.
Que no hubiera diferencia en la altura de las naves, reducía el papel de los arbotantes, incluso en ocasiones los hacía desaparecer, pero reforzaba el papel de los contrafuertes, creando exteriores de apariencia más robusta y menos elegante que el gótico francés o el castellano. Los espacios entre los contrafuertes se aprovechaban para instalar las capillas laterales, esto lo vemos prácticamente en todas las iglesias de la época, y en el mismo muro correspondiente a dicho espacio, se abría un pequeño ventanal, coincidente con la capilla. La estrechez de las ventanas contrarrestaba la intensidad del sol de la zona mediterránea, mucho más fuerte que en el centro o norte de Europa. Es por eso que en ninguna iglesia hay, ni hubo nunca, grandes conjuntos de vidrieras abiertas en las paredes del templo.
La distancia entre los pilares disminuía radicalmente en la girola del templo, hasta casi unirse, porque se quería crear el efecto contrario al de la nave salón. Las cabeceras de muchas iglesias se componían de un semicírculo de pilares muy juntos detrás de los cuales corría el deambulatorio, con la parte superior totalmente horadada por ventanales. Esto daba una visión de gran verticalidad y se convertía en un elegantísimo telón de fondo del altar mayor.
El rosetón no es uno de los elementos característicos de este tipo de gótico, aunque los hay de bastante imponentes en el territorio. Su origen es el oculus de las primitivas basílicas cristianas y ya se usaba en el románico, aunque de menor tamaño. A partir del siglo XIII, los rosetones evolucionaron en tamaño y complejidad de decoración, alcanzando un virtuosismo impresionante en las filigranas pétreas de su interior. Normalmente se situaban en las fachadas principales y en cada uno de los frentes del transepto de los templos, por encima de las portadas.
Era un elemento arquitectónico de gran simbolismo: Por un lado se le atribuía un significado mariano, al tener una estructura en forma de rosa, “Rosa Mística” o “Rosa de David” y por otro lado hacía referencia a Cristo, hijo de la “Estrella de la Mañana”, que entraba en el templo en forma de haz de luz a través de las vidrieras. Tenían una función teatral y escenográfica, ya que al incidir la luz de colores al interior de la iglesia, generaba un ambiente lleno de misticismo y espiritualidad.
Los rosetones góticos de Cataluña tienen todos un esquema similar que hace que cuando se estudien se hagan referencia continuamente unos a otros. Los principales son el del Monestir de Sant Cugat, el de la Catedral de Tarragona, el de Santa María del Pi y el de Santa María del Mar de Barcelona, aunque éste último es una reconstrucción en gótico flamígero del año 1459 después de que el original se derrumbara en un terremoto. El rosetón de la catedral de Mallorca es similar al de la catedral de Valencia, con un esquema más geométrico y rectilíneo que los catalanes.
Los edificios, debido al clima templado, no necesitaban tejados a dos aguas y tenían una cubierta plana, a modo de azotea, con ligeras pendientes para evacuar el agua de lluvia. Se ha descubierto en la Iglesia de Santa María de Alacant, que, debajo del aspecto compacto e uniforme de las bóvedas hay un estrato de piezas de cerámica, muchas de ellas recicladas, rellenando las enjutas, sobre el que se extendía una capa de mortero, y con esto, se aligeraba mucho el peso de la cubierta con una obra muy compacta y resistente.

Santa María d’Alacant.
Los campanarios solían ser octogonales y terminados en terraza plana, siguiendo el estilo del gótico meridional francés. Algunos, como los de Santa María del Mar, tenían los muros horadados por ventanas y una reducción gradual del perímetro de los pisos, al igual que los de la ciudad de Toulouse, pero la mayoría eran construcciones robustas y pesadas con ventanas solo en su parte superior, como los dos de la Catedral de Barcelona, el de Santa María del Pi, el del Monestir de Pedralbes o el campanario de la Catedral de Valencia, conocido como El Micalet. La planta de los campanarios atendía a las connotaciones mágicas y esotéricas del octógono, una figura geométrica intermedia entre el cuadrado, que representaba el orden terrestre y el círculo, que representaba el orden celestial, por lo que estas torres podrían representar un símbolo de unión entre los dos mundos, el paso de lo terrenal a lo eterno.
PRINCIPALES EDIFICIOS
El 9 de octubre de 1238 la ciudad de Valencia, en la que se habían asentado los musulmanes desde su conquista en 711, se rindió a las tropas aragonesas encabezadas por el rey Jaume I, empezandose un proceso de reconstrucción cristiana de los edificios más emblemáticos de la capital. Es entonces cuando se gestó el conocido como gótico valenciano, caracterizado por ser más bajo y alargado que el de Cataluña o Mallorca.
Recién acabada la ofensiva sobre Valencia y en gratitud por sus servicios, el rey concedió a los miembros de la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén un terreno al lado de una de las puertas de la muralla, donde fundaron San Joan de l’Hospital, la primera iglesia que se construyó en la ciudad después de la Reconquista.
Poco antes de 1255 se comenzó a construir el templo actual. Se trata de un edificio de transición entre el románico, ya en franco retroceso en toda Europa, y un gótico primitivo muy influenciado por la arquitectura y los métodos constructivos musulmanes. Del románico solo quedan la puerta de acceso y los contrafuertes que soportan la bóveda. De la huella musulmana queda la planta rectangular y la nave única, así como el uso de ladrillos en la plementería de la techumbre. El gótico se aprecia en la bóveda de cañón apuntado y en los arcos ojivales que enmarcan las capillas laterales, así como en los ventanales del ábside. La decoración es extremadamente austera, muy en la línea de la Orden Hospitalaria.
En el año 1262 comenzó a erigirse la primera de las grandes seos del Mediterráneo, la Iglesia Catedral-Basílica Metropolitana de la Asunción de Nuestra Señora de Valencia, en el mismo lugar que ocupaba la antigua mezquita de Balansiya. Para su construcción se inspiraron en las catedrales de Tarragona y Lleida. No se usó la planta de salón, sino una compuesta de tres naves, la central más ancha y elevada que las laterales, todas con cubierta de bóvedas de crucería cuatripartitas con plementería de ladrillo visto entre los nervios en lugar de placas de piedra, tal como se había hecho en San Joan de l’Hospital. La cabecera del edificio se componía de una girola que podía ser vista desde la nave central, similar a la que se había construido años antes en la cercana iglesia de Santa Caterina y posteriormente en Santa María del Mar o en la Catedral de Barcelona, pero en la reforma barroca del siglo XVIII los arcos de comunicación entre ambos espacios fueron cegados. El templo tiene un crucero muy marcado rematado por un increíble cimborrio de estilo gótico francés con los muros totalmente horadados por ventanas y que es uno de los elementos arquitectónicos góticos más espectaculares de toda la extinta Corona de Aragón.
La catedral contaba con tres puertas, una ya desparecida a sus pies que era practicamente igual que la del Monestir de Santes Creus de Tarragona. La Porta de l’Almoina, en uno de los brazos del crucero, que es una imitación a tamaño mayor de la portada románica de la Seu Vella de Lleida en homenaje a las familias leridanas que ayudaron a repoblar la ciudad despues de la conquista cristiana y la Porta dels Apòstols, la más importante, que se compone de cuatro arcos apuntados, unidos en definición y formando una triple arquivolta con relieves en sus intercolumnios representando vírgenes, ángeles, santos y una gran cantidad de escudos heráldicos de la Casa de Aragón y de otros linajes. Por encima de la portada se abre el único rosetón de la catedral, con una tracería en forma de estrella de David con una cruz en el centro. La estrella es el símbolo del nacimiento y de la generación venidera. Por esta puerta se entraba a la Mezquita y actualmente es por donde hacen su entrada solemne al templo los prelados valentinos.
Entre 1381y 1425 se construyó el campanario de la catedral, más conocido posteriormente como El Micalet, ya que la torre acabó adoptando el nombre de la gran campana que daba las horas en su interioral igual que el Big Ben de Londres. Su primer constructor fue Andreu Julià, maestro de obras de la Catedral de Torotosa. Por su gran tamaño y complejidad arquitectónica, el Micalet es el paradigma de campanario gótico levantino sin parangón en ningún otro lugar de Cataluña o Valencia. Se trata de un gigantesco prisma octogonal de 51 metros de altura, sin contar la espadaña barroca añadida en 1660, con la peculiaridad de que la medida de su altura es exactamente igual a la de su perímetro. Posee una decoración exterior muy austera, basada únicamente en molduras verticales en sus aristas y cornisas horizontales delimitando sus tres pisos, con el superior horadado por ocho grandes ventanales ocupados por las campanas. La torre permaneció exenta hasta la ampliación de las naves de la catedral comenzada en 1459.
Durante el reinado de Jaume II de Aragón, el Just, se decidió sustituir el edificio románico de La Santa Església Catedral Basílica de la Santa Creu i Santa Eulàlia de Barcelona por otro más grande. Las obras empezaron el primero de mayo de 1298 y acabaron en el año 1420. En el proyecto gótico participaron maestros de obras tan importantes como el mallorquín Jaume Fabré o el barcelonés Bernat Roca. Los Gremios de artesanos contribuyeron a la financiación de las obras del templo, por eso en los muros de la catedral aún se encuentran grabados sus escudos y símbolos.
Es un templo de tres naves de la misma altura, la central el doble de ancha que las laterales, configurando el espacio unitario tan característico de la zona, aunque la visión total del interior está rota por la construcción del coro en medio de la nave central entre 1390 y 1519 y porque los pilares que sustentan las bóvedas están más juntos que en la Catedral de Mallorca o en Santa María del Mar. Las naves se remataron por una gran girola con deambulatorio y capillas absidiales al igual que en la Catedral de Valencia.
Como es habitual en el gótico levantino, se aprovecharon los espacios entre los contrafuertes para ubicar las capillas laterales. Curiosamente, las paredes exteriores del templo no se elevaron pegadas a la nave central, sino en línea con el borde exterior de los contrafuertes, quedando estos en el interior del edificio en lugar de fuera y dejando un gran hueco en la parte superior de las capillas laterales, por lo que el visitante tiene la sensación de que la iglesia tiene cinco naves en lugar de tres. Hay dos teorías sobre el uso de esos espacios interiores. Una sostiene que se proyectaron para ser ocupados por más capillas, quedando vacíos por el exceso de demanda para una ciudad del tamaño de Barcelona y la otra sostiene que eran tribunas proyectadas para ser ocupadas por la nobleza, que accedía a ellas por un acceso diferente a la planta baja del templo, convirtiendo a la catedral en un reflejo de la sociedad estamentada de la época. Actualmente las tribunas conforman una enorme galería hueca que recorre todos los laterales del edificio. A los pìes del templo se situa la tribuna real, un sitio privilegiado con un eje directo de visión que comunicaba directamente con el altar mayor, cruzando todo el templo de parte a parte sin ningún obstáculo.
El retroceso de la pared exterior provocó que las vidrieras no iluminaran lo suficiente el interior de la catedral, que permanecía toda en semipenumbra excepto el presbiterio, iluminado por la corona de óculos de su parte superior y por los grandes ventanales abiertos encima de las capillas absidiales. De hecho, en la actualidad el interior de la catedral debe estar iluminado con luz eléctrica artificial para poder disfrutar de su arquitectura.
La catedral de Barcelona cuenta con dos contradicciones arquitectónicas, la primera es la ubicación del cimborrio a los pies de la nave en lugar de en el crucero y la segunda es que sus dos campanarios están situados en la parte trasera, uno a cada lado del arranque de la girola. La orientación este-oeste del edificio provocó que se construyera de espaldas a la ciudad de la época, con sus pies recayentes en una minúscula plaza secundaria encajonada detrás de la muralla romana, problema que seguramente se intentó disimular exteriormente con estas anomalías. Por eso la fachada principal, aunque se diseñó en 1408, no se pudo hacer hasta que no se derribó la muralla que tenía encorsetado el templo y se abrió la actual plaza de la catedral. Se ejecutó entre 1887 y 1890 en estilo neogótico, inspirándose en los dibujos originales, anclándola con grapas de hierro al paramento gótico inacabado. Más tarde se añadieron las dos torres laterales y el remate del cimborrio.
Se supone que por el año 1321 comienza a construirse en Barcelona la Basílica de Santa Maria del Pi, otro edificio que reune todas las características del gótico levantino catalán, nave única, exterior cúbico y macizo y torre octogonal. El rosetón de su fachada principal es el más grande de Cataluña. Su estructura parte de un círculo central, u ojo, inscrito en una corona hexalobulada. A su alrededor la composición, planteada temáticamente, se desarrolla en círculos concéntricos que se suceden y separan a través de rayos en forma de lanzas, círculos secundarios, rombos y triángulos hasta llegar al borde del rosetón, enmarcado por una sencilla moldura exterior.
La iconografía representada hace referencia a la escena de la La Visión del Cielo (4.1) del Apocalispsis de San Juan: «y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda. Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas». El números de rombos, círculos y rayos que componen la filigrana pétrea hacen referencia a la numerología bíblica: doce rayos correspondientes a las doce tribus de Israel y veinticuatro triángulos curvilíneos correspondientes a los Ancianos del Apocalipsis. El rosetón representaba la grandeza de Dios y, al estar orientado hacia el oeste, solo recibía la luz directa del crepúsculo, un momento en que ya no se celebraba ninguna liturgia en el templo, haciendo coincidir el Apocalipsis con la venida de la oscuridad.
El rosetón actual es una repristinación realizada en 1943 del original destruido en un incendio provocado en 1936. La tracería de piedra fue fácilmente rehecha gracias a las fotografías existentes y las vidrieras se fabricaron basándose en un dibujo a color conservado en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, realizado por los alumnos de Josep Mª Jujol.

Santa Maria del Pi
El rey Jaume II y su esposa Elisenda de Montcada fundaron en el año 1326 el Reial Monestir de Pedralbes en unos terrenos propiedad de la reina un poco apartados de la ciudad de Barcelona pero cercanos a la población de Sarrià. Se tardó un solo año en construir el conjunto y en él se estableció una congregación de monjas clarisas. Cuando la reina se quedó viuda, se trasladó a vivir allí, donde murió y fue enterrada en 1367.
El claustro gótico del monasterio está considerado como el más grande del mundo gótico. Originalmente tenía dos pisos de altura y mide 40 metros de lado. Las galerías están formadas por arcos ojivales que descansan en columnillas muy estilizadas con capiteles decorados con motivos vegetales y escudos heráldicos de la Casa de Aragón y la de Montcada. Los techos son de vigas de madera. El estilo del claustro es muy común en la zona de Barcelona. La estilización y austeridad de las galerías de Pedralbes la podemos encontrar, por ejemplo, en el claustro de Santa Ana, en el del Monestir de Jonqueres, actualmente remontado en la Iglesia de la Concepció, y en galerías civiles como en el patio central del Palau de la Generalitat o en el de la Casa de la Ciutat de Barcelona.
En 1306 el rey Jaume II de Mallorca ordenó el inicio de las obras de la Catedral-Basílica de Santa María de Palma de Mallorca en el mismo lugar que ocupaba la gran mezquita de la ciudad, igual que había ocurrido en Lleida y Valencia. Las últimas teorías sobre su construcción sostienen que el proyecto inicial, que contemplaría un templo de nave única, fue cambiado sobre el año 1349, a partir de la anexión del Reino de Mallorca a la Corona de Aragón, ampliando la distribución del interior de una a tres naves, con la central más alta que las laterales, pero manteniendo la planta de salón inicial. Se cree que el responsable del cambio fue Berenguer de Montagut, el maestro de Santa María del Mar, aunque estos temas siempre suelen ir cargados de controversia. Lo que si que se sabe casi seguro que a finales del siglo XIV participó en el proyecto el famoso Guillem Sagrera, algo lógico por la importancia de la obra.
Las dimensiones de la catedral son audaces para la época, la nave central, con sus 44 metros de altura, es la más alta de toda España y la tercera más grande de todo el gótico, solo superada por la Catedral de Beauvais y por el Duomo de Milán. No existe crucero y todos los espacios entre los contrafuertes están ocupados por capillas. Tampoco hay girola, el templo se remató con tres ábsides rectangulares en la cabecera, el central ocupado por el presbiterio y la Capilla de la Trinidad, ideada en principio como panteón real de los Reyes de Mallorca. Las cubiertas se sustentaron en el interior por unos elegantísimos pilares octogonales tan finos, que obligaron a construir gran cantidad de contrafuertes con arbotantes de doble arcada en el exterior, lo que le dio el aspecto macizo que vemos en la actualidad. Los tres ábsides ya estaban construidos cuando se cambió el proyecto, por lo que el desnivel respecto de las naves se ocupó por tres rosetones, siendo el central uno de los más grandes del mundo gótico, con 13,80 metros de diámetro. Esa es la causa de que se abriera en el testero y no a los pies del templo, como en la mayoría de catedrales de la época.
Jaume II de Mallorca fue protector del Monestir de San Francesc de Palma, ya que su hijo Jaume tomó los hábitos allí. La iglesia de San Francesc es gótica de nave única con capillas laterales y un ábside poliabsidial con girola, pero actualmente el conjunto está muy modificado por la reforma barroca del siglo XVII. Una de las partes más bellas e importantes del conjunto es su claustro gótico iniciado sobre el año 1314. Se trata de un patio trapezoidal con galerías de arcos lobulados sobre finas columnas. Se trata de uno de los pocos claustros de órdenes mendicantes que ha llegado hasta la actualidad en perfecto estado y su estética es muy similar a los construidos en Barcelona. La galería se cubre con vigas de madera, en algunas de las cuales está labrado el escudo real.
Otro ejemplo impactante de iglesia salón es la Catedral de Santa Maria de Girona, el templo gótico con la nave más ancha del mundo. En el año 1312 se decidió modificar la catedral románica existente con un proyecto en principio muy similar al de la Catedral de Barcelona, aunque de tamaño menor. Se empezó ampliando la cabecera con una girola compuesta por un polígono de catorce lados inscritos en un círculo en el que se abrieron nueve capillas radiales, iluminado por los ventanales abiertos en la parte superior del deambulatorio. A partir de 1347 empezó la sustitución de la nave románica, por un diseño gótico compuesto de tres naves longitudinales y otra transversal que actuaría como crucero falso. Pero se decidió convertir las tres naves en una sola, motivo por el cual las obras se paralizaron durante varios años, debido a los debates generados por el riesgo de la propuesta. Fue a partir de 1417 cuando el proyecto comenzó a materializarse, construyéndose una inmensa nave de cuatro tramos de 50 metros de longitud total, 34 metros de altura y 22.98 metros de anchura, cubierta por una bóveda de crucería con arcos diagonales apoyados en haces de columnillas adosadas al muro. Las capillas se situaron entre los contrafuertes como siempre. Encima del presbiterio se adoptó la misma solución que en Palma de Mallorca, abriéndose tres óculos en la pared, aunque no tan grandes como los de aquella. La decoración de la nave es muy austera y se limita a un triforio que la recorre totalmente en su parte superior, acompañado de una serie de ventanales decorados con tracerías.
Entre los años 1329 y 1383 se construyó, a partir de un diseño de Berenguer de Montagut, la Basílica de Santa María del Mar de Barcelona. Se hizo prácticamente en paralelo a las obras de la cercana Catedral. El proyecto fue sufragado por los habitantes de la zona del puerto y de la Ribera, ya fuera con dinero o con trabajo, por lo que la iglesia siempre se asoció con el pueblo llano, a diferencia de la Catedral, más asociada a la nobleza y la monarquía.
En el edificio se resumen todas las características del gótico levantino descritas a lo largo de este texto. Su exterior tiene una apariencia maciza y robusta. Se trata de un bloque compacto con inmensas paredes lisas, horadadas por ventanas donde se subraya la horizontalidad por medio de molduras y cornisas, lo que provoca que parezca un edificio mucho más bajo de lo que en realidad es. La fachada principal está flanqueada por dos torres octogonales de apariencia ligera. En su centro se abre un rosetón a cuyos lados se levantan los grandes contrafuertes que aguantan el empuje de las naves. Los laterales son totalmente planos, ya que el muro exterior oculta totalmente los contrafuertes, que quedan en el interior del edificio al igual que en la Catedral de Barcelona.
Su interior tiene una estructura de salón amplio y unitario formado por tres naves prácticamente de la misma altura, de cuatro tramos cada una. La iglesia se remató con un deambulatorio y no tiene crucero. La cubierta es de crucería y está sustentada por pilares octogonales muy separados unos de otros, dando la sensación de que en realidad todo es un solo espacio diáfano en lugar de tres naves. El presbiterio está enmarcado por un semicírculo de columnas en cuya parte superior se abrieron ventanales que producen un efecto de corona luminosa muy espectacular. La nave central se ilumina en su parte superior con los óculos abiertos en la pared de desnivel con las naves laterales que, a su vez, se iluminan con los ventanales abiertos entre los contrafuertes, encima de las capillas. La decoración es extremadamente austera y se basa en superficies lisas. Solo en el techo destacan las llaves de bóveda decoradas con emblemas y escudos. Todo esto convierte a Santa Maria del Mar en el ejemplo más emblemático del gótico catalán.
Aparte de los templos citados, la gran mayoría de iglesias góticas de las actuales Cataluña y Valencia se construyeron siguiendo el patrón de la planta salón. Otros ejemplos destacables son la Basílica dels Sants Just i Pastor (1342) en Barcelona y la Colegiata Basílica de Santa Maria (1322) en Manresa, Santa Maria de Montblanc (1352) en Tarragona, Santa Caterina (1245), San Joan del Mercat (1245) y Sant Agustí (1307) en Valencia o la Colegiata de Santa María de Gandia (finales del siglo XIV). Todas ellas con interiores tan similares, que pareciera que hubieran sido diseñadas por la misma persona.
Además de la magníficos edificios religiosos, la arquitectura civil también tuvo mucha importancia en la Corona de Aragón. Se construyeron lonjas de comercio, ayuntamientos, palacios y atarazanas, ya que, a diferencia de lo que pasaba en Castilla, en los reinos de la Corona de Aragón se produjo un gran auge de la burguesía, motivado por el comercio en la zona del Mediterráneo a partir del siglo XIII.
Las Atarazanas de Valencia y Barcelona son inmensos edificios góticos diseñados para albergar astilleros. En 1280, reinando Pere el Gran, se inició la construcción de las Reials Drassanes de Barcelona, un complejo destinado a la construcción de las galeras de la flota aragonesa pertenecientes a la ciudad. En un principio era un edificio de planta rectangular sin techumbre y amurallado, con cuatro torres de defensa en sus ángulos, pero en el año 1383, durante el reinado de Pere el Cerimoniós, se techaron los edificios para que no se estropearan los barcos por las inclemencias del tiempo y se añadieron cuatro almacenes, por lo que el edificio pasó a tener ocho naves de dieciocho tramos cada una. A partir de entonces, y debido a la gran demanda de navíos por los comerciantes catalanes, el complejo sufrió sucesivas ampliaciones, la primera en el año 1390, hasta llegar a convertirse, a finales del siglo XV, en un edificio de dieciséis naves paralelas de dieciocho tramos cada una, separadas por pilares cuadrados de seis metros de altura de los que arrancaban dos arcos torales y dos formeros que sostenían una techumbre de vigas de madera a dos aguas.
En el año 1338, debido al aumento de la actividad del puerto, el Consell de la Ciutat de Valencia ordenó la construcción de las Drassanes del Grau, para la construcción y reparación de barcos así como para el almacenaje de mercancías y aparejos de las naves, que hasta entonces se había hecho en casas particulares. Las primeras atarazanas fueron demolidas y no se sabe nada de su tamaño y planta. El complejo que se levanta actualmente es de datación dudosa, pero seguramente se edificó sobre el año 1500. Consta de cinco naves rectangulares paralelas de ocho tramos cada una con arcos fajones de diez metros de luz que sustentan una techumbre a dos aguas formada por vigas de madera cubiertas por teja árabe. Las naves están comunicadas por arcos ojivales y la fachada se compone de cinco pesados arco-muros, uno por cada una de las naves. Toda la obra está hecha de ladrillos macizos.
Otro tipo de edificios muy relacionados con el comercio eran las lonjas, unos espacios donde se reunían los mercaderes y se facilitaba la contratación y las transacciones económicas. La primera lonja que se construyó fue la de Barcelona, conocida como Llotja de Mar. El edificio ha sido modificado totalmente, pero en su interior aún se conserva el gran Salón de Contratación original que mandó edificar el rey Pere el Cerimoniós, a propuesta de los mismos mercaderes, a partir de 1382,. Es un espacio compuesto de tres naves paralelas separadas por cuatro columnas de las que parten seis arcos de medio punto que sostiene un techo de madera a 14 metros de altura.
La siguiente lonja a construirse fue la de Palma de Mallorca, conocida como Sa Llotja. Fue diseñada por Guillem Sagrera y edificada entre el año 1420 y el 1452. Se trata de un edificio rectangular con una torrecilla octogonal en cada uno de sus ángulos, elemento que, junto a los merlones que coronan las cuatro fachadas, le dan cierto aire militar al edificio. El portal de acceso, situado en el centro de la fachada principal, tiene la misma estructura que el de una iglesia, con parteluz y un tímpano que alberga una escultura del Ángel custodio de la Mercadería. El resto de muros están horadados por grandes ventanales que le dan luminosidad al interior. Al igual que la de Barcelona, en su interior hay un gran salón de tres naves de la misma altura separadas por cuatro columnas, en este caso helicoidales sin capitel, de las que parten los nervios de la bóveda.
La última de las lonjas góticas es la de Valencia, conocida como Llotja de la Seda o Llotja de Mercaders. Fue diseñada por Pere Comte y construida entre 1482 y 1548. Es la más espectacular y perfecta de las tres y responde a la pujanza económica y comercial de la ciudad de Valencia durante el siglo XV. Su esquema arquitectónico es exactamente el mismo que el de las dos anteriores, aunque se puso mucho empeño en superarlas en belleza y tamaño. Para ello se tomó como punto de partida e inspiración la de Palma de Mallorca, ya que, después de cien años, las soluciones constructivas de la de Barcelona habían quedado totalmente anticuadas. De esta manera se diseñó un edificio exuberante y monumental con una decoración espectacular, llena de motivos heráldicos y flamígeros entre los que se disimulan escenas de fuerte contenido satírico y sexual.
La Sala de Contratación o Salón Columnario, se compone de tres naves longitudinales y cinco transversales con ocho columnas y dieciséis pilastras, todas helicoidales, de las que parten haces de nervios que tejen una bóveda de crucería formada por una compleja retícula de tramos cuadrados, que a su vez se refuerzan por otros nervios que los cruzan en diagonal, creando un techo que deja con la boca abierta a los visitantes. Recorriendo los cuatro muros en su parte superior, justo debajo de las bóvedas, corre una franja azul en la que está escrito en latín: “Soy una mansión ilustre, construida en quince años. Probad y mirad, conciudadanos, pues buena es la negociación que no lleva engaño en la lengua, que jura al prójimo y no falta al juramento, que no presta dinero en usura. El comerciante que así actúe abundará en riquezas, y al final disfrutará de la vida eterna”.
El conjunto se diseñó como un gran templo del comercio, con unos portales similares a los catedralicios a través de los cuales se accedía a un interior concebido como una representación pétrea del Paraíso, en el que las columnas eran los árboles y el techo simbolizaba la bóveda celeste, no en vano estudios recientes han constatado que en su origen estuvo pintado de azul con estrellas doradas. Por lo que respecta al exterior, tiene el mismo aspecto macizo de fortaleza militar que la de Palma, aunque a una escala mucho mayor y más decorada, aunque sin la simetría de aquella, ya que se construyó una torre cuadrangular en su parte izquierda con una altura 1/3 superior a la de la Sala de Contratación. La torre contiene una capilla en su planta baja y una prisión es sus dos niveles superiores destinada a los mercaderes morosos. La escalera de caracol de acceso al recinto está considerada una maravilla del diseño arquitectónico. Todo el perímetro superior externo del edificio está perfilado con unos curiosos merlones de gran tamaño rematados con una corona de piedra.
Otro edificio civil fundamental es el Palau Reial Major de Barcelona, antigua residencia de los Condes de Barcelona y posteriormente una de tantas de las que poseían los Reyes de Aragón. El lugar donde se asienta estuvo ocupado por palacios áulicos desde época visigótica, pero la ampliación de los dominios catalanes y la fusión de la figura del Conde de Barcelona con el Rey de Aragón, hizo necesaria la construcción de un nuevo palacio más grande y lujoso, más acorde con la cataegoría de la institución. Hoy en día el complejo está muy reconstruido y modificado pero en su interior aún alberga el Saló del Tinell, una obra maestra de la arquitectura gótica civil catalana, construida entre los años 1359 y 1370 por orden del rey Pere el Cerimoniós. Consiste en un gran sala rectangular, de 34 metros de longitud, 18 de ancho y 12 de altura, cubierta con una techumbre plana formada de vigas de madera que descansan sobre seis inmensos arcos de medio punto construidos en piedra que descansan sobre pilares prismáticos con capiteles esculpidos. Toda la estructura se aguanta con unos contrafuertes visibles desde el exterior. El Salón se construyó despejando una parte de las dependencias del palacio, por lo que gran parte de sus muros exteriores pertenecen a edificaciones anteriores, es por eso que la mayoría de ventanales y rosetones que lo iluminan ya estaban allí antes de su existencia. Era un espacio usado como lugar de fiestas y ceremonias de la monarquía Belónida hasta su extinción con la muerte de Martí l’Humà, su último rey.
De estructura similar al del Tinell, pero de tamaño menor, es el Saló de Cent que se conserva en el interior del Ayuntamiento de Barcelona. Fue construido en el año 1369 y consta también de una planta rectangular, con cubierta plana de vigas de madera apoyadas en tres grandes arcos de medio punto. Se iluminó con un gran rosetón abierto sobre la entrada principal y tres más en la pared que daba a un patio hoy inexistente. Se usaba para las reuniones del Consell de Cent, la institución que gobernó la ciudad de Barcelona desde el siglo XIII hasta su abolición en 1714 por la Guerra de Sucesión Española.

Saló de Cent
Para finalizar con los edificios más representativos del gótico levantino no hay que olvidar las dos puertas de la muralla cristiana de Valencia que aún se conservan de las doce que hubo. La primera de ellas es la conocida como Torres dels Serrans. Se considerada la entrada principal a la urbe, ya que en ella convergían los caminos reales de Zaragoza y de Barcelona por los que el Rey de Aragón accedía a la ciudad, de ahí su apariencia monumental y suntuosa, concebida a modo de arco de triunfo. Se construyeron entre 1392 y 1398 por Pere Balaguer y su diseño sigue el mismo modelo que la Porta Reial del Monestir de Poblet o de la Porta de Sant Miquel de Morella. Seguramente los maestros de obras visitaban otras construcciones similares para inspirarse y copiar, de ahí la similitud entre muchos edificios con la misma función. El conjunto consta de dos torres gemelas en medio de las cuales está situado el portal de acceso profusamente decorado en gótico flamígero. Las paredes son de mampostería y están totalmente forradas de sillares de piedra para darles el acabado lujoso de unas puertas tan representativas. Su forma poligonal se debe a una mayor resistencia de los impactos de la artillería en caso de ataques. Las torres tienen tres niveles y al de en medio, considerado como planta noble, se accede por una escalinata monumental construida en su lado interior para usarse en fiestas y ceremonias. El complejo tiene dos caras muy diferenciadas, la exterior fuertemente fortificada y la interior totalmente abierta de cara a la ciudad con grandes arcadas en sus muros para que en ningún momento los militares pudieran usar las torres en contra de ella. La Torres dels Serrans, junto con el Micalet, son un edificio emblemático de Valencia y referente visual de la ciudad.
La segunda puerta que se conserva es la conocida como Torres de Quart, construida entre 1441 y 1460 por Pere Comte, el arquitecto de la Llotja de la Seda, en gótico tardío. Tienen la misma estructura que las de Serrans, con dos torres gemelas, pero en este caso las torres son semicirculares en lugar de poligonales. El portal de en medio de ellas también consiste en un arco de medio punto rodeado de sillería. La fortaleza carece prácticamente de decoración, debido a su situación secundaria y meramente defensiva. Su diseño se inspiró en las torres de acceso al Castel Nuovo de Nápoles de Guillem Sagrera, el arquitecto de Sa Llotja de Mallorca y también guardan cierto parecido con la Porta Soprana de Génova. Se construyeron de mampostería de cal y cantos y sus ángulos y cornisas están forrados de sillares de piedra. En la parte que mira al interior de la ciudad son totalmente planas y abiertas con grandes vanos, quedando visibles desde abajo una serie de estancias vacías cubiertas con bóvedas de crucería. En la parte superior del cuerpo central hay un gran agujero diseñado para atacar desde arriba a los asaltantes de la ciudad.
GÓTICO ARAGONÉS
Por lo que respecta al Reino de Aragón, la mejor época del gótico abarcó desde finales del siglo XIV hasta principios del XVI, sobre todo en las zonas que limitaban con el Reino de Valencia, del que recibían mucha influencia artística. El estilo gótico en el Reino de Aragón no triunfó tanto como en otros territorios de la actual España por varios factores. En primer lugar por el arraigo del arte románico, más propio de una sociedad eminentemente rural como la aragonesa, en la que un arte urbano y burgués como el gótico tenía menos posibilidades de desarrollo. En segundo lugar por la coexistencia con el estilo mudéjar, debido a la gran cantidad de maestros de obras y alarifes mudéjares que habitaban la zona, y en tercer lugar porque gran parte del territorio carecía de canteras adecuadas para la extracción de la piedra necesaria para los sillares con los que se construían la mayoría de edificios góticos, por lo que no había más remedio que usar el ladrillo, material habitual de las edificaciones mudéjares, de ahí, que estas acabaran imponiéndose al gótico.
Pero eso no significa que no hayan edificios góticos importantes en el territorio. De hecho, tal como se ha expuesto al principio de este trabajo, fue en el Reino de Aragón donde la Orden del Císter introdujo por primera vez el estilo. Dejando de lado aquellos monasterios, el arte gótico empezó a extenderse por todos los territorios del Reino a través de las llamadas ermitas de repoblación, tal como había pasado en Valencia. Se trataba de sencillos edificios construidos a partir del siglo XIII en las zonas reconquistadas a los musulmanes, formados por una planta totalmente rectangular que contenían arcos apuntados soportando una techumbre de madera. Conforme avanzaba el siglo se comenzaron a construir edificios góticos más ambiciosos, pero al tratarse de obras de mucha duración en el tiempo, la mayoría de ellos acabaron derivando su estilo al mudéjar, como el caso de la anteriormente citada Catedral de Tarazona.
En el año 1284 se empezó a construir la Iglesia de San Pablo Apóstol en Zaragoza como un templo de nave única con capillas laterales abiertas entre los contrafuertes, al igual que las levantinas. Pero debido al aumento de la población zaragozana, el edificio se amplió en 1384 añadiéndole dos naves laterales que desvirtuaron la planta de salón original. El caso de San Pablo es similar a muchos otros edificios de Aragón. Una situación más pujante económicamente durante el Renacimiento y el posterior Clasicismo, provocó la modificación, y en algunos casos la sustitución total de muchas construcciones, ampliándolas y enriqueciéndolas con añadidos de los estilos posteriores, por lo que el estilo gótico quedó enmascarado o simplemente desapareció.

San Pablo Apóstol
En el año 1273 el Rey Jaime I el Conquistador ordenó la demolición de la mezquita aljama de Huesca y la construcción en el mismo sitio de una catedral en el Estilo Nuevo imperante en toda Europa. Las obras empezaron en el 1294 con un proyecto de planta de cruz latina compuesta por tres naves y transepto, y rematado por cinco ábsides. Las obras finalizaron en 1348 con las naves laterales cubiertas por bóvedas de crucería simple y la central y el transepto con techumbre de madera. También se construyó un edificio anexo utilizado como sacristía y la portada mayor esculpida por el maestro Gyllem Inglés. A partir del 1394 se levantó la torre campanario de planta octogonal y en el año 1494 se ordenó el recrecimiento de la cabecera, el transepto y la nave central y su recubrimiento por bóvedas de crucería estrellada renacentista. La Catedral de Santa María de Huesca es uno de los pocos edificios góticos aragoneses que ha llegado a nuestros días sin muchas transformaciones ni añadidos posteriores y posee una arquitectura muy cercana al gótico francés pero con la pesadez de los muros y la estrechez de los ventanales propia del gótico levantino.
A partir del reinado de Pedro el Grande, en 1276, los monarcas de la Casa de Aragón se coronaban en una ceremonia en la Seo del Salvador de Zaragoza. A partir de 1318, se acometió la reforma y ampliación del edificio románico en una mezcla de gótico y mudéjar. En lugar de utilizarse los característicos sillares de piedra, se emplearon yeso, ladrillos y cerámicas, materiales más accesibles en la zona de Zaragoza. En la reforma emprendida se elevó la altura de los ábsides románicos de la cabecera y exteriormente pasaron de ser semicirculares a ser poligonales. En la actualidad, de esta intervención aún queda el segundo cuerpo del ábside central, gótico pero con decoración mudéjar y la cornisa de merlones que lo remata exteriormente. El resto del edificio románico se demolió y sustituyó por uno gótico de planta salón con tres naves y un cimborrio en el falso crucero, ideado para dar más luz al altar mayor. De esta reforma no queda prácticamente nada a la vista, porque entre finales del siglo XV y el primer cuarto del siglo XVI, la Seo fue ampliada de tres a cinco naves, sin abandonar la planta salón y se elevó su altura, sustituyendo las bóvedas góticas por otras de crucería estrellada. Del cimborrio original solo quedó su tambor, que fue rematado por una cúpula mudéjar en forma de estrella de ocho puntas. La Seo de Zaragoza siguió sufriendo sucesivas remodelaciones hasta el siglo XIX, convirtiéndose en el edificio híbrido que podemos disfrutar en la actualidad.
Los campanarios almenados de la comarca de Cinco Villas representan un tipo de arquitectura gótica muy genuina aragonesa. Uno de los ejemplos más destacados está en la iglesia de San Salvador de Ejea de los Caballeros. Se trata de un edificio románico de transición al gótico consagrado en el año 1222 y situado justo al lado de la entrada de las murallas de la villa, motivo por el cual se le confirió una función de baluarte defensivo, añadiéndole en su parte superior un camino de ronda junto a una cenefa de merlones y construyendo una torre campanario rematada por una atalaya con almenas y un garitones cilíndricos en sus esquinas. El modelo se vería repetido en otras poblaciones de la zona, como los de Santa María o San Martín en Uncastillo (Zaragoza).

San Martín en Uncastillo
Hay que acercarse a las zonas fronterizas con el Reino de Valencia para encontrar las principales manifestaciones arquitectónicas del gótico en Aragón. Se trata de construcciones muy influenciadas por el cercano estilo levantino en su rama valenciana, con exteriores muy austeros e interiores con planta salón de una sola nave. La primera de ellas es la iglesia de Santa María la Mayor en Valderrobles (Teruel), empezada a construir en el año 1321 por orden del Arzobispo Pedro Lope de Luna. Es un tipo de templo edificado en la parte más elevada de la población e imbricada con el castillo o palacio del Señor, formando los dos un conjunto unitario tanto a nivel político como arquitectónico. El interior de la iglesia se compone de una nave de tres tramos con capillas laterales, rematada por un ábside de siete lados y cubierta por una bóveda de crucería sencilla. La portada principal está en uno de sus lados y no a los pies del templo. Hay una tribuna que comunicaba la iglesia con el palacio y que servía de capilla privada del arzobispo. Toda la nave se iluminaba con grandes rosetones abiertos en sus paredes laterales. El exterior es un equilibro de paredes lisas y líneas rectas, solo roto por los rosetones y por la magnífica portada de once arquivoltas apoyadas sobre capiteles decorados. El edificio se completa con una torre campanario octogonal muy maciza al estilo catalán o valenciano, con ventanas abiertas a la altura de las campanas.
El segundo edificio a destacar es la antigua Colegiata de Santa María de Mora de Rubielos, actualmente la Iglesia de la Natividad de Nuestra Señora, erigida en gótico tardío en el año 1454. Se compone de una sola nave de cinco tramos con capillas laterales abiertas entre los contrafuertes, que en este caso son muy pesados y visibles desde el exterior, y se cubre con una bóveda de crucería estrellada. La cabecera está formada por tres ábsides poligonales. Con 19 metros de amplitud, es la segunda iglesia gótica con la nave más ancha de España, solo superada por la Catedral de Girona, a la que se parece mucho estéticamente. Exteriormente cumple los cánones de simpleza y austeridad levantina, solo rota, al igual que la de Valderrobles, por su espectacular portada abierta en uno de sus lados.
CONCLUSIÓN
Las manifestaciones artísticas van íntimamente ligadas a la situación económica y social de un territorio, no solo en el momento de su construcción, sino a lo largo de toda su existencia. Que la arquitectura gótica de la zona mediterránea sea más espectacular y conocida que la aragonesa es consecuencia de las circunstancias históricas de cada una de ellas y también de la posterior historiografía que convirtió al gótico como seña de identidad catalana y al mudéjar como su correspondiente aragonesa, subordinando el estudio y conservación de los otros estilos artísticos.
Este post no pretende ser un estudio exhaustivo de la arquitectura gótica de la extinta Corona de Aragón y seguramente me he dejado muchos edificios y aspectos del gótico en el tintero. Espero disculpen y me avisen de mis imperfecciones y olvidos para poder corregir, ampliar y mejorar el texto. Las imagenes son todas mías y van con una marca de agua con mi firma, de ahí que no todos las explicaciones vayan acompañadas de su correspondiente imagen. Espero que respeteis su propiedad. Gracias por leerme.