Acabada la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos no entendía las nuevas tendencias pictóricas que comenzaban a aparecer en el panorama artístico de la nación. El mismo presidente Truman confesaba, después de una de sus muchas visitas a los pintores clásicos expuestos en National Gallery de Washington que “es un placer contemplar la perfección y luego pensar en los vagos y chiflados modernos”, tachando públicamente a los jóvenes pintores de “embadurnadores” o “desertores de la brocha gorda”.
Estaba comenzando la Guerra Fría y Estados Unidos se enfrentaba a una ola de desconfianza y temor hacía la Unión Soviética y el avance del comunismo en la Europa del Este que acabó desembocando en uno de los períodos más tristes y negros del siglo XX americano, donde triunfó el Macarthismo, un proceso en el que se oficializó la paranoia anticomunista y, en nombre de la defensa de la libertad y los valores de los Estados Unidos, se acusó y persiguió a un todo aquel que fuera sospechoso de simpatizar con el comunismo o con las políticas de izquierdas, llegándose a confeccionar listas negras, enjuiciar a ciudadanos por su ideología e incluso encerrarlos o deportarlos.
Aprecio el articulo muy interesante ,gracias por difundir eL FASCINANTE MUNDO DEL ARTE
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Muchas gracias por leer mi artículo y por la apreciación. Actualmente me he creado una página web donde estoy volcando toda la información de este blog, se llama http://www.sancholovesarts.es, por si te interesa.
Saludos!
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ERES MUY DIDÁCTICO
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